¿Quiénes Somos?

Somos la Comunidad La Nueva Jerusalén, una comunidad a la que pertenecen familias completas, matrimonios con y sin hijos dentro de la Comunidad, mayores, adolescentes, niños y jóvenes.

Cada uno de nosotros hemos experimentado un encuentro personal con Cristo y descubierto el amor de Dios, personal y hemos recibido un llamado comunitario que implica un compromiso con Dios, pero también con todos los hermanos que pertenecemos a esta Comunidad Cristiana Católica de Alianza, es decir que tenemos compromisos y normas básicas que nos rigen y proveen de un orden estructurado.

Tenemos reconocimiento canónico, como una organización privada de fieles aquí en la Arquidiócesis de Miami, pero no puedo dejar de comentarte que no somos los únicos, que Dios está haciendo algo grande a través del mundo. Pertenecemos a la Comunidad internacional “La Espada del Espíritu”, es decir que en muchos países alrededor del mundo tenemos hermanos con la misma identidad y formación. Cada cierto tiempo nos juntamos en encuentros internacionales, es hermoso ver lo que Dios está haciendo Cada uno de nosotros, hemos entrado a un proceso, después de haber tenido una experiencia personal del amor de Dios, que incluye formación cristiana bíblica para nuestra condición personal, es decir, al que es soltero, formación para soltero, a matrimonios, formación para matrimonio, adolescentes..., formación que nos llena de Sabiduría práctica para nuestra vida diaria, que persigue hacer de cada uno de nosotros, cristianos comprometidos, maduros y santos.

Nuestro objetivo no es pasarlo bien, (lo cual es una añadidura, porque sí lo pasamos bien), sino contarles a otros, que el amor de Dios es real, es auténtico y que lo tienes que experimentar si realmente quieres conocer la plenitud de la vida, si realmente deseas que se llenen todos los vacíos de tu vida, si quieres SER FELIZ, y que todos los pasos de tu vida merezcan la pena y sean firmemente edificados sobre roca, tienes que experimentar su amor de Padre, el Señorío de Cristo y la Fuerza del Espíritu Santo. Es nuestra misión, evangelizar, y hemos apostado por seguir luchando, mostrando la presencia de Dios, Real en nuestras vidas mismas, en nuestro día a día, y esto, “Evangelizar” es nuestro aspecto misionero. Aunado a participar activamente en la vida y misión de la Iglesia de la que somos parte. Pero, no lo hacemos solos, sino juntos, con la fuerza de Dios.

Nuestra vida comunitaria implica, un proceso de

Conversión y Radicalidad
  • Buscamos siempre una conversión profunda a Cristo, que nos renueve en nuestra relación Personal con Dios, intimidad con Dios, conocer sus planes, experimentar su amor, su fuerza, es difícil definir el gozo de una relación con Dios, es un buscar su voluntad, su mirada su agrado, su visión sobre las circunstancias que nos rodean, porque está vivo y espera con gozo que nos relacionemos con Él.
  • Radicalidad, porque somos discípulos radicales. Que viene de raíz, profundo, total, en serio. Buscamos dedicación total al propósito de Dios y de la misión que nos ha dado. Dando formación para ser cierto tipo de hombres y mujeres, para así llevar este estilo por el resto de nuestra vida. Entendemos que la radicalidad se expresa de diferentes maneras en diferentes personas, sin embargo, creemos que una de nuestras principales contribuciones a la Iglesia es la formación de un núcleo misionero, comprometido y formado al servicio de la Iglesia.

Ser una Comunidad

  • Desde el inicio el Señor nos llamó a unir nuestras vidas unos con otros, a ser una familia, "una nación santa, un pueblo adquirido... a nosotros que en un tiempo no éramos pueblo y que ahora somos el pueblo de Dios" (1 Pe 2:9-10). Es un rasgo muy característico de nuestro llamado, es nuestra identidad colectiva, somos pueblo. Buscamos llevar a la persona a conocer y a formar parte de un ambiente de apoyo y cuidado mutuo donde podamos vivir el cristianismo.
  • Participamos de un conjunto de relaciones comprometidas, sanas y comunitarias.
  • Buscamos formar y vivir una cultura cristiana, un ambiente sano y bien estructurado.

Compromiso

  • Desde los inicios, Dios quiso establecer una Alianza con nosotros, fue su idea. Dios quería ir en serio con nosotros. Pero aún más, no quería tanto establecer una Alianza con nosotros para asegurar nuestro compromiso, sino para que nosotros pudiéramos estar aún más seguros de que no nos fallaría. Quería expresarnos la seriedad e importancia del llamado que nos hacía. Por eso de ahí nuestro Compromiso.
  • Es la decisión explícita de seguir al Señor en un llamado específico, reconozco que es una palabra temida y desprestigiada hoy en día.
  • Realizamos un compromiso con Dios y con los hermanos. Es un "cuenta conmigo", "no me bajo del barco", "estamos en esto juntos", “estamos en serio”.

Evangelización

  • La comunidad envía a sus miembros a ser testimonios de Cristo en sus vidas.
  • Por tanto la Evangelización es parte de nuestra misión principal, siendo modelos, creando un ambiente, presentando una alternativa clara, atractiva y mostrando al Señor, aunque nuestra sociedad sea contraria.

Ser Carismático

  • Creemos que Dios nos da su Espíritu Santo para tener una nueva vida. Queremos vivir en su poder y ser guiados y transformados por Él. Porque aunque nos falta, el Espíritu nos provee, y estamos en este proceso, hasta que lleguemos a su presencia, pidiendo a Dios por lo que nos falta, y porque nada podemos hacer sin Él.

Énfasis en la formación de carácter

  • La formación de carácter es la base de nuestro trabajo pastoral porque eso es lo que permite a una persona vivir de forma radical a largo plazo.

Las cinco prioridades son

  • Relación Personal con Dios: Buscamos crecer en ella por medio de la oración, los sacramentos, la lectura y meditación diaria de su Palabra. Esta relación, a su vez, nos permite descubrir lo que verdaderamente somos: hijos de Dios, siervos y discípulos de Jesucristo, especialmente en esta época en la que se vive una fuerte crisis de identidad.
  • Familia: Honramos a nuestros padres y hermanos a través de nuestro amor y servicio.
  • Obligaciones Personales: Cumplimos responsablemente con nuestras obligaciones estudios, trabajo.
  • Comunidad: Dios no nos llamó a vivir aisladamente nuestro cristianismo, sino a comprometernos a vivir, en comunidad con otros hermanos, una misma Alianza para alabarlo como su pueblo, apoyarnos y servirnos. Buscamos establecer relaciones fuertes de hermandad y amistad, vivir el estilo de vida que Dios nos ha dado y formar un ambiente que nos apoye en el cumplimiento de nuestra misión.
  • Uno mismo: Desarrollar nuestro cuerpo y nuestra mente a través de la sana diversión, el desarrollo de nuestras habilidades. La meta final es crecer en madurez humana y cristiana viviendo con responsabilidad, integridad, con valores, con respeto mutuo, el servicio, la fidelidad.

Que el Señor nos permita responder con generosidad al llamado particular que El nos dio y ayudar a que muchos más lo hagan también. ¡Porque Merece la Pena! ¡¡Que El Señor te bendiga!!! Cumplir la voluntad de Dios: Desde la conversión personal a Dios por Cristo y en el Espíritu Santo, desde la experiencia de salvación personal, palpable y experimentable, Dios se constituye en el centro de nuestra vida, nuestra opción preferencial, nuestra referencia prioritaria. Al igual que su Hijo, Cristo el Señor, aquí estamos para cumplir su voluntad.

Constituirse en una nueva sociedad: Estamos en el mundo sin ser del mundo. Nuestros criterios y nuestros valores están referenciados a la Palabra de Dios y al magisterio de la Iglesia. Ello configura una cultura nueva, un nuevo estilo de vida. Nos sabemos en territorio pagano, y a veces, hostil, pero no renunciamos a nuestra cultura cristiana, sino todo lo contrario, entendemos que nuestra misión nos lleva a ser luz, sal y fermento en medio de esa realidad pagana, asumiendo el mismo coste que el Señor: padecer por la extensión del Reino. Somos como los fuertes americanos que fueron imprescindibles en la conquista del oeste americano; como los castillos de la España medieval. Y todas estas realidades unidas forman el baluarte universal que es la Espada del Espíritu.

Trabajar por la extensión del Reino de Dios en la Tierra: La implantación de la nueva sociedad va haciendo que se extienda el Reino de Dios. Un elemento clave para ello es la evangelización, es decir, el anuncio directo de la salvación que Dios ofrece a los hombres por medio de Jesucristo, el Hijo de Dios, muerto y resucitado, en el poder del Espíritu Santo, y la invitación a los seres humanos a acoger la gracia de esa salvación mediante la conversión personal a Cristo y la plenitud del Espíritu Santo.

Entendemos esta evangelización como muy necesaria en nuestros días, pues la herencia cristiana de nuestra sociedad actual, se ha visto difuminada por un cristianismo sociológico, de costumbres y convenciones sociales, antes que de una auténtica conversión a Cristo y a la vida del Reino. Hacer frente a la ola universal del mal en el mundo: La vivencia de la cultura cristiana, en todos sus órdenes y campos sociales; nuestro deseo más profundo de cumplir la voluntad de Dios; nuestra lealtad a la Palabra de Dios, sin glosas ni maquillajes; nuestra obediencia a las enseñanzas de la Iglesia y, en una palabra, nuestro deseo de una comunión radical con y en Cristo, nos sitúa frente al proceso secularizante y secularizador de nuestra sociedad, que busca el silencio sobre Dios, como método más eficaz para su implantación en la faz de la tierra. Seguiremos siendo la voz que clama en el desierto anunciando la presencia del Reino de Dios entre nosotros, Reino de verdad, justicia y paz.