Gobierno y Liderazgo

El principio de autoridad está claramente establecido dentro de la comunidad. La autoridad la concebimos, no puede ser de otra forma, como un servicio en el contexto del amor, que ha de ser correspondida con una adecuada subordinación. La autoridad de quienes dirigen la comunidad brota, en parte, de la alianza comunitaria: quienes asumen la alianza se comprometen a reconocer esa autoridad como un servicio al cuerpo, y al reconocerla, están confiriendo autoridad a sus líderes. También brota de la gracia derramada por Dios, cuando hizo surgir la comunidad, en la que dotó de los recursos espirituales necesarios para su funcionamiento y crecimiento. Ese carisma fundacional permanece activo mientras Dios mantenga su favor a la comunidad. También brota la autoridad de los dones que el Espíritu da al cuerpo para su edificación, dones que se manifiestan, de diversos modos, en quienes están a cargo de la dirección. En todo caso, el vivir bajo un gobierno común es uno de los elementos claves que hacen de nosotros un pueblo y un cuerpo, pues posibilita la unidad de la comunidad y el avance hacia el propósito que Dios tiene para ella.

La comunidad es gobernada por un Consejo de Coordinadores, presidido por el Coordinador Mayor. La autoridad se ejerce de forma colegiada y consensuada, siendo la figura del Coordinador Mayor un primero entre iguales, en el ámbito del Consejo de Coordinadores. Este Consejo de Coordinadores está formado por hombres de madurez humana y espiritual, escogidos y designados después de un proceso de entrenamiento y formación serio y responsable.

Otra unidad pastoral muy importante es la denominada Consejo de Mujeres, formado básicamente por las llamadas Responsables Pastorales Mayores, que bajo la autoridad de uno de los coordinadores de la comunidad, velan por todo lo referente al cuidado de las hermanas en la vida comunitaria. También su proceso de elección, formación y nombramiento, está muy cuidado.

Hay otras unidades más sencillas, pero no menos importantes, las denominadas Grupos Pastorales, que bajo la autoridad del llamado Responsable Pastoral, cuida y protege pequeños grupos de hermanos y hermanas, que son los motores internos de la vida comunitaria. En cada grupo, el hermano o la hermana, experimenta toda la riqueza dela vida comunitaria. Decimos entre nosotros que el grupo es a la vida comunitaria lo que la sangre es a las venas.

Todo nuestro sistema pastoral es fundamentalmente un sistema de amor que cuida y madura nuestra vocación comunitaria. Es tan importante todo este sistema pastoral que él mismo está en constante formación y valoración porque sabemos que en él radica el vivir a plenitud nuestra alianza y vocación comunitaria.